Born in Aguadilla, Puerto Rico, José de Diego received his primary schooling in Mayagüez, Puerto Rico, and completed the Colegio Politécnico de Logroño in Spain. By 1885 he was already a contributor to El Progreso in Madrid; his attacks on the political situation in his homeland led to his arrest in various cities. He returned to Puerto Rico in 1886 where an unhappy love affair led to his poem "To Laura," which became very popular among his contemporaries. He went back to Spain to study law in Barcelona, but reasons of health forced his return home. He received his law degree and became a doctor of laws in 1892.
He set up a law practice in Arecibo and founded La república. Diego along with Muñoz Rivera and Mateinzo Citrón formed a committee that ultimately convinced Spanish Liberal leader Práxedes Mateo Sagasta to support autonomy for Puerto Rico. During the brief interlude between the declaration of autonomy and the U.S. invasion of the island, Diego served as Subsecretary of Justice and Interior, and then became a magistrate of the Real Audiencia Territorial de Puerto Rico. After annexation, he combined a brilliant literary career with public service. He was such a charismatic speaker that in 1915 he was named "Caballero de la Raza" by the Casa de América in Barcelona. Diego became a member of the Chamber of Delegates (1903-1917) then Chamber of Representatives, representing the Unionist Party, until his death the following year. He was a strong supporter of the Union of Caribbean islands.
Nuevos Campañas, Exploraciones
¡El desplazamiento! El desplazamiento en todas sus formas, hasta en aquella flamante del arreglo diplmático con países extranjeros: desplazamiento de la ciudadanía puertorriqueña por la norteamericana, del lenguaje castellano por el inglés, de los jíbaros por los yankis. . . (25).
. . .ningún puertorriqueño debe irse de Puerto Rico, ningún patriota debe abandonar a su Patria, para que su puesto sea ocupado por un invasor. . .¡todos aquí!, aquí adentro, firmes, encerrados por el hambre y la protesta, sin negar a la tierra madre nuestra resistencia en la vida y nuestros huesos en la muerte! (26)
Nuevas Campañas, En Combate
Eso quiere Puerto Rico, como indudablemente Filipinas y Hawai: ser tratado bajo las inspiraciones de la conciencia pública, con una política útil y sabia, con la misma responsabilidad del pueblo americano en sus propios asuntos. La misma política en las relaciones del Gobierno de los Estados Unidos con su pueblo y con el nuestro, que es otro pueblo distinto y separado, con igual derecho al reconocimiento de su vida, de su personalidad, de su honor, de su Independencia, que el pueblo americano. No una política exterior adversa o diversa de la política interior, sino idéntica y basada únicamente en la voluntad y en la armonía de los pueblos. (60-61)
Nuevas Campañas, Paz Armada
No, amigos, no temáis lo que amáis, ni busquéis tardanzas ni obstáculos al amor del ideal. No os asuste nuestra pequeñez, ante la grandeza de nuestro pensamiento, que lo mejor para lo pequeño es subirse a lo grande, y sería curioso ver qué pueden un elefante contra una hormiga en el oído, un rinoceronte contra un gorrión en el cuerno, un águila contra un piojillo en el párpado, una ballena contra una lapa en el lomo. Si amamos la belleza inmóvil de la cumbre en la azul lejanía y viene hacia nosotros, con su gigante mole, ese es el mismo sitio, volemos a la cumbre y sigamos con ella. (75-76)
Nuevas Campañas, En la Tribuna
No sólo nos separan los abismos del mar y el agrupamineto de nuestra población, sino otros más profundos abismos y más impenetrables agrupamientos. Diferencias étnicas, históricas, sociales, jurídicas, de temperamento, de raza, de idioma, de costumbres, de cuerpos y de espíritus, que proceden de cien generaciones y trienta siglos, trazaron en el tiempo y en la vida de ambos pueblos tan hondas divisiones, tan resistentes núcleos, que su unión política sólo es asequible por un frágil artificio, por una ficción absurda, en contra de irrevocables hechos de la naturaleza y de incoercibles principios de la Ley moral. Cerrado así el camino hacia vuestra Federación, queda único y exclusivamente, como decisivo del problema, el reconocimiento explícito de la República de Puerto Rico, bajo el Protectorado de los Estados Unidos. (165)
Nuevas Campañas, Por la Ciudadania de Puerto Rico
De manera, señor, que nos queréis hacer ciudadanos de una clase, inferior y especial, a quienes no les es permitido que su pueblo ingrese como un Estado de la Unión, ni que se constituya tampoco en un Estado independiente, porque la ciudadanía de los Estados Unidos es incompatible con otra ciudadanía nacional. Si no podemos ser uno de vuestros Estados, ni formar nuestra propia Nación, entonces tendremos que ser perpetuamente una colonia, una pertenencia de los Estados Unidos. ¿Esa es la ciudadanía que nos brindáis? ¡Pues esa es la ciudadanía que rechazamos! ¡La rechazamos como una ofensa a la personalidad y a la dignidad del pueblo puertorriqueño y como una corrupción de la justicia y de la democracia del pueblo americano! (221)
Tercera. ¿Egoístas? Sí, Senador, somos egoístas, porque estamos identificados con nuestro país y nuestro "Ego" es el "yo colectivo" de nuestra Patria.
Hijos de la Descubridores y egoístas de la conservación de nuestra raza en el Nuevo Mundo.
Hijos de Puerto Rico y egoístas de la personalidad independiente de nuestro pueblo.
Ciudadanos de Puerto Rico y egoístas de nuestra propia ciudadaníá.
Egoístas de nuestra historia y de nuestras luchas, de nuestro mismo dolor, de nuestras esperanzas de emancipación, de nuestra sangre, de nuestro idioma, de nuestra carne y de nuestra espíritu, de nuestra participación inextinguible de la libertad y en el triunfo de los pueblos americanos.
Amaís a vuestra Patria, Senador, amáis su grandeza y su gloria, como el águila su cumbre; amáis su poderío, estáis orgulloso, justamente orgulloso de ser un ciudadano de la nación más libre y feliz de América. Permitidnos amar también a nuestra Patria, amar su pequeñez, como la hormiga ama su diminuta cueva, amar sus angustias, amar su debilidad y sentirnos bravamente orgullosos de ser ciudadanos de la tierra más generosa y más desgraciada de América.
¡Así somos egoístas! Así, sólo así, soy vuestro egoísta servidor, (228)
Nuevas Campañas
Se ha dicho y reiterado en varias ocasiones, sin fundamento alguno, que somos los puertorriqueños hombres sin patria y sin ciudadanía, de personalidad desconocida en el derecho de gentes. Tenemos nuestra patria, que es nuestra Isla, tenemos nuestra ciudadanía, que es la de Puerto Rico, tenemos nuestra personalidad, que es la de nuestro pueblo; y nadie puede desconocerlas, sin hacer que la Isla desaparezca del mapa, y que el Congreso de los Estados Unidos que afirmó nuestra ciudadanía y nuestra personalidad no sea, come es, una de las entidades más poderosas y sobresalientes en el concierto político universal. (234)
Nosotros, puertorriqueños, hispanoamericanos, de alma latina, imaginativos, nerviosos, ardientes por el sol de nuestro clima y por la sangre de nuestras venas, separados de vosotros por más de cuatrocientos años y por más de cuatrocientas lenguas, con un proceso histórico distinto, diverso leguaje, costumbres diferentes. . .¿podríamos de súbito, al repentino imperio de una ley, aún deseándolo nosotros con voluntad intensa y firme, convertirnos en ciudadanos americanos, en aquel sentido espiritual que la noción de la conciudadanía requiere, sentir, pensar, querer, hablar como vosotros, tener con vosotros aquella solidaridad en la vida, en el recuerdo, en la esperanza, en el ideal, en el largo, concurrente y continuo esfuerzo hacia los fines nacionales e internacionales de vuestra grande y gloriosa República?
Todo esto lo tenemos para ser unos buenos ciudadanos de Puerto Rico y todo esto nos faltaría para ser unos buenos ciudadanos americanos.
Tenemos una nuestra, propia, natural, ciudadanía de nuestro país. Vosotros mismos la reconocisteis y la proclamasteis, en la altura de vuestro Congreso.
Sinceramente os decimos que reverenciamos vuestra noble ciudadanía, que encierra los divinos atributos de la grandeza de la primera Patria fundadora de la libertad en América; pero os decimos también, con igual sinceridad, que estamos contentos con nuestra bien amada ciudadanía puertorriqueña y orgullosos de haber nacido y ser hermanos en nuestra madre Isla. (243-244)
Nuevas Campañas, Por Puerto Rico en la solidaridad Iberoamericana
Luchamos los puertorriqueños en la altura del ideal sin olvidar las cosas de abajo; sabemos cuál es el centro de nuestra raza; sabemos dónde está el centro de nuestra geografía. Dichosamente, la prolongación de España en sus hijas las Repúblicas del Centro y Sur de América nos ofrece un vastísimo campo de convergencia, desde donde podemos mirar al Norte americano a la vez que al Oriente español. Puerto Rico así debe ser y será un pueblo independiente unido a España por un amor filial, a las Repúblicas iberas por un amor fraternal y a los Estados Unidos por un amor de convivencia, dentro de un grandioso espíritu de solidaridad panamericana y de universal armonía. (417-418)
Nuevas Campañas, En la tribuna Hispanoamericana
. . . pero declaro con indomable orgullo que ¡prefiero mil veces la tiranía de mi bandera a la libertad de una bandera extraña, en el sagrado territorio de mi Patria!
La Independencia, la soberanía, es la libertad matriz y primaria de los pueblos: la soberanía es la fuente de todos los derechos: la independencia colectiva puede generar, es verdad, todos los despotismos; pero también todas las libertades, en tanto que todas las libertades secundarias no pueden general la superior unidad de la soberanía nacional que es la creadora y todas las otras libertades son como criaturas de ella emanadas e incapaces de la suprema creación. (440)
EL PLEBISCITO DISCURSO
. . .la isla de Puerto Rico PERTENECE a los Estados Unidos, es POSESION de los Estados Unidos; mas, cuantos conocen el más rudimentario elemental principio de derecho público americano, saben que una cosa es PERTENECER a los Estados Unidos y otra formar parte de los Estados Unidos. El concepto de PERTENENCIA es dominical, posesivo: el concepto de PARTE es, como el de PARTICIPACION, significativo de UNIFICACION. En una célebre sentencia del Tribunal Supremo de Washington se decidió que "Puerto Rico PERTENECIA a y NO FORMABA PARTE de los Estados Unidos" y esto, que parecería antinómico a un estadista europeo, resulta de fácil comprensión para un estadista norteamericano. Puerto Rico, siendo una pertenencia, una posesión de los Estados Unidos, está sujeto a su jurisdicción, como una cosa a la autoridad de su señor: Puerto Rico, siendo parte de los Estados Unidos, sería su propio dueño como lo es la parte en la indivisión y comunidad del todo, en la unidad política. . .Esa es, amigos, la triste condición de nuestra tierra: pertenencia, COLONIA en el concepto primitivo, COSA en el concepto romano, factoría en el concepto cartaginés, habitantes de una tierra poseída ¡la más hermosa y en su anhelo emancipador la más desventurada de las que descubrieron, poblaron y civilizaron nuestros padres en estas las tentadoras Indias de Occidente! (536- 537).
Pero yo sólo veo y canto que perdimos la maternidad gloriosa de la nación hispana, que no tenemos patria, ni la creamos con nuestra vida, que no tenemos bandera, ni la estampamoscon nuestra sangre, y que seremos acaso, en no dilatado curso, un pueblo, como el israelita, nómada, errante, perseguido, arrstrando por la superficir del planeta la terrible resonante cadena de los recuerdos dolorosos. (XIV)
¡Por allí mismo, y en opuesto bando,
entraron los exóticos riendo
y salen los nativos sollozando! (116)
Con ellos vino el arma vencedora,
la fuerza, la conquista, el vasallaje. . .
El derecho no salta al abordaje,
la ley se asusta de la mar traidora. . .
¿Llora por las colonias oprimidas,
si es libertad y si es americana! (117)
Cantos de Rebeldía
¡Ahora la tierra que piso es mi tierra!
¡Ahora esta palma es mi palma que triunfa!
¡Ahora mi Patria está libre, en el sueño
de los que infaman su honor y su angustia!
Y yo la eschucho pensar dulcemente
y ella pensar dulcemente me escucha. . .
"¡Si los tiranos que duermen ahora,
no despertasen mañana ni nunca!" (101)
¡Ah, desgraciado si el dolor te abate,
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece. . .
¡Levantate! ¡revuélvete! ¡resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡muge!
O como el toro que no muge: ¡¡embiste!! (10)